El estado actual del Rif
El legado de Abdelkrim, emir del Rif y Yebala
El Rif después de la independencia mal negociada
Con el advenimiento de la independencia, el Rif, se vio
agredido y reprimido violentamente. Se desató una severa represión en los años
58 y 59, cuando los rifeños se sublevaron contra el programa de marginación
sociopolítica del Norte por parte del gobierno del partido del Istiqlal,
artífice de la ideología arabo-islámica. Los rifeños tomaron la iniciativa
contra el nuevo gobierno. En vez de entablar negociaciones con los
peticionarios, les envió 20.000 soldados para aplastar la revuelta. El Rey
Hassan II, en la época príncipe, se empleó sin remilgos al frente de las
Fuerzas Armadas marroquíes para aplastar la insurrección rifeña en medio de
múltiples exacciones. A partir de ese instante, el término rifeño se convirtió
en una suerte de tabú que no se rompería hasta la década de los 90. A partir de
1994, los medios de comunicación públicos comenzaron a emitir breves
informativos en varios dialectos bereberes.
La emigración como válvula de escape
Desde la revuelta de 1958, las elites locales “mejoraron”
sus relaciones con el poder central, se tolera la economía atípica que sirve
para paliar la plaga del paro -y que mueve al año 368.000 millones de pesetas
según el gobierno marroquí- existente en la zona y hacer sobrevivir sus
habitantes, favoreciendo el cultivo del hachís y fomentando la emigración hacia
el extranjero que contribuye a estabilizar al Rif superpoblado orientada hacia
Argelia hasta 1956 y hacia Europa después de los acontecimientos del (58-59).
No se
comprende el porqué de la emigración si no se hace intervenir la historia del
Rif. La emigración viene a ratificar y acelerar un proceso ya iniciado en la
sociedad de origen, una desestructuración de las relaciones sociales
tradicionales. Los recursos económicos del Rif son muy limitados a falta de
infraestructuras. Esta situación explica la antigüedad del fenómeno migratorio
hacia Argelia durante el periodo del protectorado y la integración de un
contingente importante de los rifeños en el ejército español. El
establecimiento de la administración del protectorado, la transformación del
régimen de la propiedad de la tierra y la extensión de la economía comercial,
están en el origen de las rupturas producidas en los modos de regulación de las
comunidades campesinas, lo que condujo a un crecimiento del desarrollo de la
emigración estacional hacia Argelia que se remonta a la segunda mitad del siglo
XIX y fue aumentando a partir de la primera mitad del siglo XX. Eran
movimientos estacionales transfronterizos de población, trabajadores golondrina
que no tenían, ningún propósito de asentamiento en el país receptor.
Resulta desolador contemplar el fenómeno de la inmigración
clandestina en España. Los medios de comunicación alertan sobre el fenómeno. No
hay semanas que transcurran sin detenciones, cadáveres y dramas. Cadáveres
destrozados aparecen en las calas de Andalucía. Mientras tanto el emigrante
rifeño es una moneda de cambio, sólo sirve como fuente de ingreso, es una
divisa que sirve para paliar las deudas del estado, no se invierte en las
regiones con arraigo cultural de emigración, el emigrante no solo se escapa de
la desigualdad social, sino también del apartheid regional, zonas como la del
Rif, sucumbe en un verdadero apartheid, el individuo no sólo emigra para
mejorar su situación socio-económica sino también porque no se siente
identificado con el sistema cultural ideológico reinante.
Según el informe de la Organización Internacional de
Migraciones, del año 2001 las remesas de la emigración ascendieron a 3.600
millones de euros, el 6% del PIB marroquí, superando La producción pesquera
marroquí que fue de 1,13 millones de toneladas en 2001, con un valor de 6.500
millones de dirhams (634,81 millones de euros), según las estimaciones
realizadas por el Ministerio de Pesca de Marruecos. El 30% de la liquidez del
sistema bancario está en manos de los emigrantes.
No obstante, los datos oficiales no aportan cifras reales,
porque, por ejemplo, en el caso de España la proximidad geográfica hace que los
emigrantes introduzcan personalmente sus ganancias o que las envíen a través de
servicios como Western Union, no reflejadas en las estadísticas públicas. Los
inmigrantes que residen en España principalmente son de las regiones del Rif y
aportan unos 78,6 millones de euros al año. De los casi 126.000 inmigrantes
marroquíes dados de alta en la seguridad social española, más del 70% son rifeños.
La operación Paso del Estrecho supone un considerable desembolso todos los
veranos, a las arcas del estado español superando los 1.200 millones de
pesetas. Nadie puede entender como una región con un potencial turístico de
primera magnitud no se está explotando. Los casi 600 kilómetros de costa
mediterránea son una copia exacta de la ribera sur española en estado virgen.
Ni la entrada en vigor del programa de conversión de deuda marroquí en
inversiones que las solicitudes realizadas por empresas españolas se elevan ya
a 6.500 millones de pesetas, arranca el Rif de su intencionado subdesarrollo.
El hecho de que el Rif, la región desde la que parten la
inmensa mayoría de las pateras hacia España, es también la que concentra la
producción marroquí de cánnabis; es decir, es la zona que provee hachís a
Europa.
El hachís, pilar de la economía de los bajos fondos
El Rif es una región marcada por una ecología degradante,
una economía bochornosa, un mundo urbano en crisis, a pesar de la amenaza
permanente de la sequía y de la marginalización sigue siendo un país muy
poblado. El cultivo y el tráfico del hachís siguen siendo su principal ventana
para respirar económicamente. El Rif se ha convertido en el primer exportador
mundial de hachís y en el primer proveedor del mercado europeo. El cultivo del
hachís se extiende a 74.000 hectáreas y ocupa unos 200.000 campesinos. El
cánnabis se convierte en la principal fuente de divisas. Su capacidad
exportadora puede alcanzar unos 5.750 millones de euros. No solamente la producción
de hachís ha conocido una progresión espectacular, sino que el Rif se ha
convertido en un centro de tráfico de drogas duras, la heroína y la cocaína
hacen estragos.
La región está
contaminada por la economía de los bajos fondos. Parte de las estructuras
comerciales están en manos de las organizaciones criminales que se enriquecen a
costa de la droga, la prostitución y de la inmigración ilegal. La patronal
mafiosa controla los bancos. El chantaje, la compra y el soborno son reglas
generales. El metro cuadrado de una parcela en las ciudades del Rif está por
las nubes. La mafia ha basado su fuerza en la connivencia con los partidos y no
será derrotada hasta que se corte el hilo con la política y la economía. La
economía criminal constituye la expresión más acabada del desorden de la
región. El desbarajuste llega al terrible extremo de que ni siquiera podemos
calcular el -en cualquier caso, enorme- monto de la masa monetaria que se mueve
de un modo u otro. La economía se estructura en organizaciones mafiosas de tipo
empresarial, con una acusada base étnico-cultural, y se articula mediante una
red de alianzas estratégicas entre organizaciones análogas. El blanqueo de
capitales dota de sentido a la mafia al enlazarla con la sociedad legal y a
partir de ella con las instituciones públicas.
Los sociólogos conocen el problema y saben que cuando ello sucede ya no
hay posibilidad de respuesta: sólo se puede terminar con el crimen cuando
todavía es detectable como tal.
El asalto a las instituciones legítimas es la primera de las
tareas de la criminalidad organizada, que dedica a la corrupción política uno
de sus capítulos fundamentales de gasto por una simple cuestión de
supervivencia.
Los datos de la
“mafieconomia” si se investiga arrojarán un resultado estremecedor. Los
negocios se ocultan tras empresas aparentemente legales. Con el PAIDAR
(Programa de Acción Integrado para el desarrollo y Ordenación de la Región
Mediterránea de Marruecos) que se inició en 1996 y tuvo un coste de 580
millones de pesetas. El estudio hace un minucioso diagnóstico de los graves
problemas que afectan una amplia zona que incluye doce provincias con una
población de casi seis millones de habitantes y que está acosada de un
preocupante subdesarrollo. El área donde se invertirá afecta a las provincias
de Larache, Tánger, Chefchauen, Taunate, Al-hoceima, Nador, Berkane-Taourirt,
parte de las de Oujda, Tetuán, Sidi Kacem y Taza, una región de 40.860km2. El
análisis que hace el “Paidar” de los problemas de la zona refleja que existe
una superpoblación respecto a los recursos. Así, en el Rif hay 123 habitantes
por kilómetro cuadrado, cuando en el resto de Marruecos es de 34 habitantes por
kilómetro. El 60% de la población activa trabaja en el sector primario y se
trata de un colectivo muy joven (casi el 50% tiene menos de 15 años y con un
alto grado de analfabetismo el 62%).
La política de la aculturación
En realidad, la chispa que encendió el nacimiento del
nacionalismo arabo-musulmán marroquí en los centros urbanos fue la conversión
de algunos individuos bereberes al cristianismo por parte de algunos
franciscanos o padres blancos, misioneros católicos. Por lo que algunos jóvenes
politizados que se reunían en el entorno de Ahmed Balafrej en Rabat y de Allal
El Fasi en Fez, constituyeron en 1927 – justo después de la rendición del líder
rifeño Mohamed Abdelkrim al-Jattabi- una asociación, “la liga marroquí”, con el
fin de combatir el denominado “dahir beréber” como una tentativa de
evangelización de los beréberes. Estos jóvenes formaron el núcleo del primer
partido político marroquí, el Comité de Acción Marroquí, que más tarde se
convertirá en el partido del Istiqlal, artífice de la lucha política en favor
del acceso de Marruecos a su independencia. Una vez conseguida ésta, los
militantes del Istiqlal dictaron la supresión del derecho consuetudinario como
si fuera una creación colonial y cerraron las escuelas franco-beréberes,
mientras que se conservaron las escuelas franco-árabes.
Desde el principio y sobre todo en los años 70, bajo el
firme influjo del panarabismo, los partidos nacionales y sobre todo de
izquierdas abogaron por una activa política de arabización según los preceptos
del arabismo, fundamentada en el elemento lingüístico y con connotaciones
religiosas. Lo que se tradujo en una verdadera cruzada contra la identidad
rifeña. El Majzén utilizó todos los medios al alcance para dicho propósito: la
escolarización penetró hasta el último rincón del mundo rural y de las
cordilleras del Rif; se intensificó el tejido administrativo; los medios de
comunicación, tanto escritos como audiovisuales, se expresaban casi
exclusivamente en árabe, y en menor grado en francés; se controlaban
estrictamente las actividades culturales y la producción literaria. En los
mítines políticos y en las reuniones públicas no había sitio para el beréber.
El régimen, consciente de la dimensión islámica de su sociedad, promocionó la
cultura árabo-islámica como elemento proveedor de cohesión identitaria
nacional, lo cual implicó la marginación de la entidad cultural tamazight, al
no reconocerle un carácter nacional. Tal actitud represiva de la diversidad
cultural marroquí se explica por la existencia de tabúes históricos y políticos
sobre esa identidad, entendida como algo separatista
Esta amplia política de aculturación y asimilación masiva
iba en paralelo a la marginación de las zonas de dominio berberófono de los
proyectos de desarrollo regional, convirtiéndolas en los principales focos de
emisión de emigrantes hacia Europa occidental. Desde 1961 las autoridades
marroquíes desarrollaron con escasos resultados, un programa de sustitución por
otros cultivos llamado Desarrollo Económico Rural del Rif Occidental (DERRO).
En consecuencia, los inmigrantes rifeños, siguen ingresando grandes sumas de
divisas en las arcas del Estado. Pero a pesar de tanta opresión, marginación y
exclusión del panorama sociopolítico marroquí, surgieron asociaciones de
defensa y promoción del tamazight.
La estrategia del poder: favorecer el islam político en detrimento de la identidad rifeña
El encarcelamiento el primero de mayo de 1994 de militantes
de la Asociación Tilelli (libertad en tamazight), por desplegar pancartas en
favor de la enseñanza del tamazight en la escuela, originó todo un movimiento
de solidaridad tanto nacional como internacional por parte de todas las
asociaciones culturales que reivindican la identidad bereber contribuyó entre
otras razones de índole política como el crecimiento del islamismo desde los
años ochenta, sin duda, a la decisión del monarca, Hassan II, sobre la
inclusión de los idiomas beréberes en la enseñanza primaria, en su discurso del
20 de agosto de 1994, sin que por ello se traduzca hasta ahora en hechos
reales. En el discurso real del 20 de agosto de 1994 Hassan II elogia los
dialectos bereberes y anuncia que el tamazight será enseñado en las escuelas
primarias. La intención morirá en el intento. Solamente la decisión de difundir
espacios televisivos de doce minutos en las tres lenguas se llevó a cabo.
El heredero de Hasán II comenzó la reconciliación con el
Rif, con su publicitada gira de octubre de 1999, política que continuó
multiplicando sus apariciones en esa región. El soberano no sólo aseguró que la
identidad marroquí se compone de varios elementos entre los que citó el bereber
-que supone entre el 30 y el 50% de la población local- junto «a lo árabe, lo
saharaui, lo africano y lo andaluz», sino que anunció, además, la creación de
un Instituto Real para la Cultura Tamazigh (el idioma beréber) «para otorgar un
nuevo impulso a la cultura amazigh que constituye», dijo, «una riqueza
nacional». Según Mohamed VI, la nueva institución deberá proponer a los
políticos que «refuercen el lugar del tamazigh en la esfera social y cultural,
en los medios de información nacionales y en los negocios».
El islam político en las regiones del Rif
El islam político en las regiones del Rif se debe entre
otras razones a una crisis de identidad cultural, unida a un sentimiento de
frustración y a una desilusión con los partidos que no supieron traducir los
modelos occidentales. Si bien es cierto que la identidad no es una esencia,
considero que la identidad es una categoría histórica, por consiguiente,
evolutiva y cambiante. No es una esencia inalienable. Es el nudo donde convergen
y se cruzan una multiplicidad de factores pretéritos y presentes, endógenos y
exógenos. Está ligada necesariamente a una coyuntura y a una historia. Cambia,
se transforma, se metamorfosea en función de la modificación de los múltiples
parámetros que la fundan. El islam político es consecuencia de la reacción
ideológica a un fracaso histórico, explicable políticamente. La cuestión
concierne menos al Corán o a la estructura dogmática del islam, que a la
sociedad rifeña y a las condiciones de su evolución en el siglo XX; el problema
que se plantea es la falta de un pensamiento de identidad, que se ha encontrado,
fuertemente marginado y prohibido, y que no supo conectar con el modernismo o
del pensamiento moderno.
Para responder a la crisis de identidad, el islam político
buscó las raíces culturales, que se identifican con la religión. A partir de
ellas, los islamistas proponen otro modelo de sociedad basado en dos ideas: la
primera, islamizar la modernidad; apropiarse del ordenador sin moral, la
segunda construir en nuevo orden basado en los valores islámicos. El islamismo
encuentra facilitada la recluta de seguidores por el descontento debido a la
crisis económica, social y cultural, por la despolitización de la población,
especialmente de los jóvenes, y por el autoritarismo del régimen político y es
una respuesta a la inseguridad existencial. Esta inseguridad procede de la
incapacidad del sistema político para proporcionar sentido, identidad,
motivaciones, orientación, seguridad protectora, calor vital, suelo firme, a
falta de una mejora de instrumentos para desarrollar políticas sociales
eficientes, reformando el aparato institucional del estado, y realizando los
objetivos finales de educación en la lengua de origen, sanidad, empleo, que son
los que realmente percibirán como cambio de situación coherente con sus
expectativas. El islamismo se sirve de la confesión islámica del Estado y
emplea la mezquita, único lugar donde se pueden ejercer las libertades de
expresión y reunión y la solidaridad con los enfermos, pobres, viudas y
divorciadas. En las pasadas elecciones el PJD obtuvo en casi todas las regiones
del Rif representaciones, menos en Alhucemas.
Si los islamistas han conseguido crear un partido político,
la postura real no consigue ocultar la negativa oficial sistemática que reciben
las asociaciones bereberes o los grupos que prenden crear un partido defensor
de las distintas poblaciones bereberes. Desde los círculos del poder y desde
los partidos políticos oficiales se utiliza la prensa adicta a ellos para
acusar a estos grupos de propiciar el separatismo.
A modo de concluir
El mapa diseñado por las autoridades marroquíes divide
Marruecos en dieciséis regiones creadas por decreto, de una manera
administrativa, sin la menor consulta con las poblaciones. Dicho mapa demuestra
un pánico exacerbado al reconocimiento de las identidades locales históricas
con raíces étnico-lingüísticas. La región del Rif aparece dividida en tres
espacios: La de Tánger-Tetuán, la de Alhucemas-Taza y la que une Nador a la
provincia oriental. Una descentralización a fondo que fortaleciera la democracia
directa no se vislumbra, por el pánico a la resurrección de la experiencia
rifeña durante los años 1921-1926, 1958-1959 y 1984, cuando Hassan II se
dirigió por televisión a los rifeños apuntando que “Los habitantes del Norte
que conocieron bien al príncipe heredero deben también conocer a Hassan II.
Vosotros me conocéis tanto como yo os conozco a vosotros”. Era una clara
alusión a los acontecimientos del 58. Y si a todos estos sucesos le añadimos
que en los distintos golpes de estado estaban involucrados oficiales rifeños,
podemos comprender que el veto ejercido contra el Rif sigue en vigor.
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