El estado actual del Rif

La zona de influencia otorgada el 1904 por el tratado hispano-francés y sellada el 1912 por el establecimiento del Protectorado español, es una estrecha franja de unos 20.000 km2 que se extiende desde el Océano Atlántico al oeste, al río Mululuya al este, en la frontera argelina; y desde el Mediterráneo al norte, al río Werga al sur. Fue un territorio con una población que rondaba entonces, los 700.000 individuos agrupados en cabilas (tribus), casi en su totalidad rural y repartida en 4 grupos de la familia bereber a lo largo del territorio. Dos grupos ocupaban la vertiente atlántica, los Senhaja al este y los Yebala al oeste, y los otros dos la mediterránea, con los Gomara al oeste y los rifeños propiamente dichos al este, hasta la frontera argelina. De éstos los Yebala y los Rifeños son los grupos más importantes. Pero mientras los primeros, liderados por Raisuni, buscaron en el pacto la resistencia contra España, intentando así aprovechar sus debilidades y sus errores, los segundos, el Rif de los Rifeños, tal y como lo define Ayache en contraposición al Rif de los geógrafos (que sería el equivalente a todo el Protectorado Español), se enfrentaron frontalmente a los españoles frenando cualquier intento de penetración en su territorio, tal y como demuestran toda la serie de batallas y encontronazos periódicos que desde 1860 (año de la guerra hispano-marroquí) dejan su rastro en el Rif. Las tentativas españolas de aumentar el hinterland de Melilla y de explotar sus riquezas mineras tropezaron siempre con la resistencia de las cabilas, mientras en el extremo occidental los españoles progresaban, ocupando Tetuán y extendiendo su dominio por la costa atlántica, en el este, el rio Kert era la zona de frontera, con un Rif insumiso e independiente. Bajo el pretexto de restaurar la autoridad debilitada del sultanato sobre la integridad territorial, el protectorado pacificó no sin dificultades las tribus, rompiendo el equilibrio de poderes con identidades propias, sometiendo las cabilas después de haber aniquilado la incipiente república del Rif.

El legado de Abdelkrim, emir del Rif y Yebala

El intento de Abdelkrim de crear una entidad política soberana debe considerarse como una verdadera revolución política-social con varias etapas: Liberación y unificación del Rif, se proclamó emir del Rif y del Djebel y anunció el estado republicano independiente. Creó ministerios y otros organismos, se reforzaron los poderes locales, se dictaron disposiciones contra el racismo anti-judío. El gobierno no intervenía en la vida privada de los rifeños. Con Abdelkrim fue el gobierno y no los consejos de las cabilas el encargado de impartir justicia. La experiencia de la República del Rif no ha sido solamente una ruptura con la tradición del Majzén, pero también una tentativa de síntesis de lo que es bueno en el patrimonio socio-cultural local y las experiencias de las sociedades modernas. Rechazo al sistema “Majzén”, la piedra angular del sistema majzén es el sultán, autócrata, dinástico, hereditario de hecho. Abdelkrim crea una república donde fue el presidente, haciendo de su tribu la base de su gobierno. Dictó un proyecto de una constitución que se compone de unos cuarenta artículos. La base de las instituciones republicanas rifeñas fue la asamblea, compuesta por los representantes de las fracciones de las tribus. Dispone de los poderes legislativos y ejecutivos. Su presidente (emir), elegido, es el jefe del ejecutivo. La unidad administrativa, no era el distrito, sino la tribu. A la cabeza de cada tribu estaba el Caíd, delante de cada clan se encuéntrala el jeque. Conforme a las costumbres seculares, los caídes reunían todos los poderes, siendo a la vez jefes de la tribu, jueces, jefes militares y perceptores de impuestos. El jeque disfrutaba de prerrogativas análogas en los clanes.  Hay que constatar que el poder de los caídes y de los jeques no era personal. Al lado del caíd y del jeque, a la cabeza de cada tribu o clan se encontraba el consejo de la comunidad (yemaa). Una de las características del estilo de gobierno de Abdelkrim era de presidir en su capital las reuniones mensuales con los caídes, cadíes (jueces) para facilitar la comunicación y la coordinación entre las diferentes instancias del estado. El mérito de Abdelkrim, es que supo concebir y poner en marcha el proceso de instituir el poder que permite la integración de las tribus divididas y antagónicas y su inserción en el estado moderno aplicando el arsenal judicial. Y no es casualidad que la sede del gobierno rifeño en Aydir se denominaba Mahkama (tribunal) y que la calidad de cadi (juez) de Abdelkrim prevaleció sobre la del jefe político en los primeros años de la república rifeña.

El Rif después de la independencia mal negociada

Con el advenimiento de la independencia, el Rif, se vio agredido y reprimido violentamente. Se desató una severa represión en los años 58 y 59, cuando los rifeños se sublevaron contra el programa de marginación sociopolítica del Norte por parte del gobierno del partido del Istiqlal, artífice de la ideología arabo-islámica. Los rifeños tomaron la iniciativa contra el nuevo gobierno. En vez de entablar negociaciones con los peticionarios, les envió 20.000 soldados para aplastar la revuelta. El Rey Hassan II, en la época príncipe, se empleó sin remilgos al frente de las Fuerzas Armadas marroquíes para aplastar la insurrección rifeña en medio de múltiples exacciones. A partir de ese instante, el término rifeño se convirtió en una suerte de tabú que no se rompería hasta la década de los 90. A partir de 1994, los medios de comunicación públicos comenzaron a emitir breves informativos en varios dialectos bereberes.

La emigración como válvula de escape

Desde la revuelta de 1958, las elites locales “mejoraron” sus relaciones con el poder central, se tolera la economía atípica que sirve para paliar la plaga del paro -y que mueve al año 368.000 millones de pesetas según el gobierno marroquí- existente en la zona y hacer sobrevivir sus habitantes, favoreciendo el cultivo del hachís y fomentando la emigración hacia el extranjero que contribuye a estabilizar al Rif superpoblado orientada hacia Argelia hasta 1956 y hacia Europa después de los acontecimientos del (58-59).

No se comprende el porqué de la emigración si no se hace intervenir la historia del Rif. La emigración viene a ratificar y acelerar un proceso ya iniciado en la sociedad de origen, una desestructuración de las relaciones sociales tradicionales. Los recursos económicos del Rif son muy limitados a falta de infraestructuras. Esta situación explica la antigüedad del fenómeno migratorio hacia Argelia durante el periodo del protectorado y la integración de un contingente importante de los rifeños en el ejército español. El establecimiento de la administración del protectorado, la transformación del régimen de la propiedad de la tierra y la extensión de la economía comercial, están en el origen de las rupturas producidas en los modos de regulación de las comunidades campesinas, lo que condujo a un crecimiento del desarrollo de la emigración estacional hacia Argelia que se remonta a la segunda mitad del siglo XIX y fue aumentando a partir de la primera mitad del siglo XX. Eran movimientos estacionales transfronterizos de población, trabajadores golondrina que no tenían, ningún propósito de asentamiento en el país receptor.

Resulta desolador contemplar el fenómeno de la inmigración clandestina en España. Los medios de comunicación alertan sobre el fenómeno. No hay semanas que transcurran sin detenciones, cadáveres y dramas. Cadáveres destrozados aparecen en las calas de Andalucía. Mientras tanto el emigrante rifeño es una moneda de cambio, sólo sirve como fuente de ingreso, es una divisa que sirve para paliar las deudas del estado, no se invierte en las regiones con arraigo cultural de emigración, el emigrante no solo se escapa de la desigualdad social, sino también del apartheid regional, zonas como la del Rif, sucumbe en un verdadero apartheid, el individuo no sólo emigra para mejorar su situación socio-económica sino también porque no se siente identificado con el sistema cultural ideológico reinante.

Según el informe de la Organización Internacional de Migraciones, del año 2001 las remesas de la emigración ascendieron a 3.600 millones de euros, el 6% del PIB marroquí, superando La producción pesquera marroquí que fue de 1,13 millones de toneladas en 2001, con un valor de 6.500 millones de dirhams (634,81 millones de euros), según las estimaciones realizadas por el Ministerio de Pesca de Marruecos. El 30% de la liquidez del sistema bancario está en manos de los emigrantes.
No obstante, los datos oficiales no aportan cifras reales, porque, por ejemplo, en el caso de España la proximidad geográfica hace que los emigrantes introduzcan personalmente sus ganancias o que las envíen a través de servicios como Western Union, no reflejadas en las estadísticas públicas. Los inmigrantes que residen en España principalmente son de las regiones del Rif y aportan unos 78,6 millones de euros al año. De los casi 126.000 inmigrantes marroquíes dados de alta en la seguridad social española, más del 70% son rifeños. La operación Paso del Estrecho supone un considerable desembolso todos los veranos, a las arcas del estado español superando los 1.200 millones de pesetas. Nadie puede entender como una región con un potencial turístico de primera magnitud no se está explotando. Los casi 600 kilómetros de costa mediterránea son una copia exacta de la ribera sur española en estado virgen. Ni la entrada en vigor del programa de conversión de deuda marroquí en inversiones que las solicitudes realizadas por empresas españolas se elevan ya a 6.500 millones de pesetas, arranca el Rif de su intencionado subdesarrollo.

El hecho de que el Rif, la región desde la que parten la inmensa mayoría de las pateras hacia España, es también la que concentra la producción marroquí de cánnabis; es decir, es la zona que provee hachís a Europa.
El hachís, pilar de la economía de los bajos fondos

El Rif es una región marcada por una ecología degradante, una economía bochornosa, un mundo urbano en crisis, a pesar de la amenaza permanente de la sequía y de la marginalización sigue siendo un país muy poblado. El cultivo y el tráfico del hachís siguen siendo su principal ventana para respirar económicamente. El Rif se ha convertido en el primer exportador mundial de hachís y en el primer proveedor del mercado europeo. El cultivo del hachís se extiende a 74.000 hectáreas y ocupa unos 200.000 campesinos. El cánnabis se convierte en la principal fuente de divisas. Su capacidad exportadora puede alcanzar unos 5.750 millones de euros. No solamente la producción de hachís ha conocido una progresión espectacular, sino que el Rif se ha convertido en un centro de tráfico de drogas duras, la heroína y la cocaína hacen estragos.

 La región está contaminada por la economía de los bajos fondos. Parte de las estructuras comerciales están en manos de las organizaciones criminales que se enriquecen a costa de la droga, la prostitución y de la inmigración ilegal. La patronal mafiosa controla los bancos. El chantaje, la compra y el soborno son reglas generales. El metro cuadrado de una parcela en las ciudades del Rif está por las nubes. La mafia ha basado su fuerza en la connivencia con los partidos y no será derrotada hasta que se corte el hilo con la política y la economía. La economía criminal constituye la expresión más acabada del desorden de la región. El desbarajuste llega al terrible extremo de que ni siquiera podemos calcular el -en cualquier caso, enorme- monto de la masa monetaria que se mueve de un modo u otro. La economía se estructura en organizaciones mafiosas de tipo empresarial, con una acusada base étnico-cultural, y se articula mediante una red de alianzas estratégicas entre organizaciones análogas. El blanqueo de capitales dota de sentido a la mafia al enlazarla con la sociedad legal y a partir de ella con las instituciones públicas.  Los sociólogos conocen el problema y saben que cuando ello sucede ya no hay posibilidad de respuesta: sólo se puede terminar con el crimen cuando todavía es detectable como tal.

El asalto a las instituciones legítimas es la primera de las tareas de la criminalidad organizada, que dedica a la corrupción política uno de sus capítulos fundamentales de gasto por una simple cuestión de supervivencia.

 Los datos de la “mafieconomia” si se investiga arrojarán un resultado estremecedor. Los negocios se ocultan tras empresas aparentemente legales. Con el PAIDAR (Programa de Acción Integrado para el desarrollo y Ordenación de la Región Mediterránea de Marruecos) que se inició en 1996 y tuvo un coste de 580 millones de pesetas. El estudio hace un minucioso diagnóstico de los graves problemas que afectan una amplia zona que incluye doce provincias con una población de casi seis millones de habitantes y que está acosada de un preocupante subdesarrollo. El área donde se invertirá afecta a las provincias de Larache, Tánger, Chefchauen, Taunate, Al-hoceima, Nador, Berkane-Taourirt, parte de las de Oujda, Tetuán, Sidi Kacem y Taza, una región de 40.860km2. El análisis que hace el “Paidar” de los problemas de la zona refleja que existe una superpoblación respecto a los recursos. Así, en el Rif hay 123 habitantes por kilómetro cuadrado, cuando en el resto de Marruecos es de 34 habitantes por kilómetro. El 60% de la población activa trabaja en el sector primario y se trata de un colectivo muy joven (casi el 50% tiene menos de 15 años y con un alto grado de analfabetismo el 62%).

La política de la aculturación

En realidad, la chispa que encendió el nacimiento del nacionalismo arabo-musulmán marroquí en los centros urbanos fue la conversión de algunos individuos bereberes al cristianismo por parte de algunos franciscanos o padres blancos, misioneros católicos. Por lo que algunos jóvenes politizados que se reunían en el entorno de Ahmed Balafrej en Rabat y de Allal El Fasi en Fez, constituyeron en 1927 – justo después de la rendición del líder rifeño Mohamed Abdelkrim al-Jattabi- una asociación, “la liga marroquí”, con el fin de combatir el denominado “dahir beréber” como una tentativa de evangelización de los beréberes. Estos jóvenes formaron el núcleo del primer partido político marroquí, el Comité de Acción Marroquí, que más tarde se convertirá en el partido del Istiqlal, artífice de la lucha política en favor del acceso de Marruecos a su independencia. Una vez conseguida ésta, los militantes del Istiqlal dictaron la supresión del derecho consuetudinario como si fuera una creación colonial y cerraron las escuelas franco-beréberes, mientras que se conservaron las escuelas franco-árabes.

Desde el principio y sobre todo en los años 70, bajo el firme influjo del panarabismo, los partidos nacionales y sobre todo de izquierdas abogaron por una activa política de arabización según los preceptos del arabismo, fundamentada en el elemento lingüístico y con connotaciones religiosas. Lo que se tradujo en una verdadera cruzada contra la identidad rifeña. El Majzén utilizó todos los medios al alcance para dicho propósito: la escolarización penetró hasta el último rincón del mundo rural y de las cordilleras del Rif; se intensificó el tejido administrativo; los medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, se expresaban casi exclusivamente en árabe, y en menor grado en francés; se controlaban estrictamente las actividades culturales y la producción literaria. En los mítines políticos y en las reuniones públicas no había sitio para el beréber. El régimen, consciente de la dimensión islámica de su sociedad, promocionó la cultura árabo-islámica como elemento proveedor de cohesión identitaria nacional, lo cual implicó la marginación de la entidad cultural tamazight, al no reconocerle un carácter nacional. Tal actitud represiva de la diversidad cultural marroquí se explica por la existencia de tabúes históricos y políticos sobre esa identidad, entendida como algo separatista

Esta amplia política de aculturación y asimilación masiva iba en paralelo a la marginación de las zonas de dominio berberófono de los proyectos de desarrollo regional, convirtiéndolas en los principales focos de emisión de emigrantes hacia Europa occidental. Desde 1961 las autoridades marroquíes desarrollaron con escasos resultados, un programa de sustitución por otros cultivos llamado Desarrollo Económico Rural del Rif Occidental (DERRO). En consecuencia, los inmigrantes rifeños, siguen ingresando grandes sumas de divisas en las arcas del Estado. Pero a pesar de tanta opresión, marginación y exclusión del panorama sociopolítico marroquí, surgieron asociaciones de defensa y promoción del tamazight.

La estrategia del poder: favorecer el islam político en detrimento de la identidad rifeña

El encarcelamiento el primero de mayo de 1994 de militantes de la Asociación Tilelli (libertad en tamazight), por desplegar pancartas en favor de la enseñanza del tamazight en la escuela, originó todo un movimiento de solidaridad tanto nacional como internacional por parte de todas las asociaciones culturales que reivindican la identidad bereber contribuyó entre otras razones de índole política como el crecimiento del islamismo desde los años ochenta, sin duda, a la decisión del monarca, Hassan II, sobre la inclusión de los idiomas beréberes en la enseñanza primaria, en su discurso del 20 de agosto de 1994, sin que por ello se traduzca hasta ahora en hechos reales. En el discurso real del 20 de agosto de 1994 Hassan II elogia los dialectos bereberes y anuncia que el tamazight será enseñado en las escuelas primarias. La intención morirá en el intento. Solamente la decisión de difundir espacios televisivos de doce minutos en las tres lenguas se llevó a cabo.

El heredero de Hasán II comenzó la reconciliación con el Rif, con su publicitada gira de octubre de 1999, política que continuó multiplicando sus apariciones en esa región. El soberano no sólo aseguró que la identidad marroquí se compone de varios elementos entre los que citó el bereber -que supone entre el 30 y el 50% de la población local- junto «a lo árabe, lo saharaui, lo africano y lo andaluz», sino que anunció, además, la creación de un Instituto Real para la Cultura Tamazigh (el idioma beréber) «para otorgar un nuevo impulso a la cultura amazigh que constituye», dijo, «una riqueza nacional». Según Mohamed VI, la nueva institución deberá proponer a los políticos que «refuercen el lugar del tamazigh en la esfera social y cultural, en los medios de información nacionales y en los negocios».

El islam político en las regiones del Rif

El islam político en las regiones del Rif se debe entre otras razones a una crisis de identidad cultural, unida a un sentimiento de frustración y a una desilusión con los partidos que no supieron traducir los modelos occidentales. Si bien es cierto que la identidad no es una esencia, considero que la identidad es una categoría histórica, por consiguiente, evolutiva y cambiante. No es una esencia inalienable. Es el nudo donde convergen y se cruzan una multiplicidad de factores pretéritos y presentes, endógenos y exógenos. Está ligada necesariamente a una coyuntura y a una historia. Cambia, se transforma, se metamorfosea en función de la modificación de los múltiples parámetros que la fundan. El islam político es consecuencia de la reacción ideológica a un fracaso histórico, explicable políticamente. La cuestión concierne menos al Corán o a la estructura dogmática del islam, que a la sociedad rifeña y a las condiciones de su evolución en el siglo XX; el problema que se plantea es la falta de un pensamiento de identidad, que se ha encontrado, fuertemente marginado y prohibido, y que no supo conectar con el modernismo o del pensamiento moderno.

Para responder a la crisis de identidad, el islam político buscó las raíces culturales, que se identifican con la religión. A partir de ellas, los islamistas proponen otro modelo de sociedad basado en dos ideas: la primera, islamizar la modernidad; apropiarse del ordenador sin moral, la segunda construir en nuevo orden basado en los valores islámicos. El islamismo encuentra facilitada la recluta de seguidores por el descontento debido a la crisis económica, social y cultural, por la despolitización de la población, especialmente de los jóvenes, y por el autoritarismo del régimen político y es una respuesta a la inseguridad existencial. Esta inseguridad procede de la incapacidad del sistema político para proporcionar sentido, identidad, motivaciones, orientación, seguridad protectora, calor vital, suelo firme, a falta de una mejora de instrumentos para desarrollar políticas sociales eficientes, reformando el aparato institucional del estado, y realizando los objetivos finales de educación en la lengua de origen, sanidad, empleo, que son los que realmente percibirán como cambio de situación coherente con sus expectativas. El islamismo se sirve de la confesión islámica del Estado y emplea la mezquita, único lugar donde se pueden ejercer las libertades de expresión y reunión y la solidaridad con los enfermos, pobres, viudas y divorciadas. En las pasadas elecciones el PJD obtuvo en casi todas las regiones del Rif representaciones, menos en Alhucemas.

Si los islamistas han conseguido crear un partido político, la postura real no consigue ocultar la negativa oficial sistemática que reciben las asociaciones bereberes o los grupos que prenden crear un partido defensor de las distintas poblaciones bereberes. Desde los círculos del poder y desde los partidos políticos oficiales se utiliza la prensa adicta a ellos para acusar a estos grupos de propiciar el separatismo.

A modo de concluir

El mapa diseñado por las autoridades marroquíes divide Marruecos en dieciséis regiones creadas por decreto, de una manera administrativa, sin la menor consulta con las poblaciones. Dicho mapa demuestra un pánico exacerbado al reconocimiento de las identidades locales históricas con raíces étnico-lingüísticas. La región del Rif aparece dividida en tres espacios: La de Tánger-Tetuán, la de Alhucemas-Taza y la que une Nador a la provincia oriental. Una descentralización a fondo que fortaleciera la democracia directa no se vislumbra, por el pánico a la resurrección de la experiencia rifeña durante los años 1921-1926, 1958-1959 y 1984, cuando Hassan II se dirigió por televisión a los rifeños apuntando que “Los habitantes del Norte que conocieron bien al príncipe heredero deben también conocer a Hassan II. Vosotros me conocéis tanto como yo os conozco a vosotros”. Era una clara alusión a los acontecimientos del 58. Y si a todos estos sucesos le añadimos que en los distintos golpes de estado estaban involucrados oficiales rifeños, podemos comprender que el veto ejercido contra el Rif sigue en vigor.

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